Déjame fingirte, es lo único que me queda de ti.

Ella fue el antojo de una noche de verano a más de treinta grados en pleno Madrid. De esa noche recuerdo cada curva de su cuerpo, sobre todo la curva de su boca al sonreírme. Lo malo es que después de esa noche el antojo se convirtió en gula y ahora la quería todas las noches... y así fue. Ella era fuego con un corazón que me congelaba y con una mirada que terminó enamorándome. Puedo recordar que su corazón cabía perfectamente entre mis manos, pero ella nunca lo supo. También puedo recordar como vino, cerrando con portazos puertas y ventanas igual que cuando se fue. Porque si, porque yo soy esa clase de canalla que visita y promete para no quedarse y olvidarse. Por eso ella se marchó y me dejó roto.

Las escusas se convirtieron en un mal hábito.

Buscaba cualquier mentira pasa saber de ella y de su pelo deshojado en otoño. Pregunté a cualquiera que la conociera, pero la única respuesta que recibía era un "ella ya no quiere saber de ti" y eso mataba. Un día sin previo aviso la vi, la vi como el que ve un trailer en el cine de una película que no se esperaba o como el que encuentra al amor de su vida en el metro en cada parada, así sin darme cuenta. Pero tu me viste primero y no sé si te preparaste para esto, pero mis ojos te rogaban y los tuyos aguantaban el peso, un peso que hacía sudar, pero tu eres mas fuerte, porque las chicas no lloran ¿verdad reina?.


by Eleonor Almanzor.

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