Eras adictiva, me bebía tus gemidos como el café, a sorbos, pero a sorbos largos aunque quemaras y luego todo fue cenizas.

La imagen que tenía hoy de ti era borrosa. Me diste los mejores recuerdos, los mejores polvos, las mejores sonrisas y la peor despedida. Un día decidiste que ya no te valía y dejaste de llamar y dejaste de contestar. Siempre que quedábamos veía en ti esa sonrisa, esa sonrisa que perdió su intensidad al cabo del tiempo.
La última noche que te vi, me preguntaste "¿qué somos?" y yo pensé << es tan obvio >> pero dije "amigos" y entonces me pareció escuchar un clack y ahora sé de donde venía. Recuerdo que de algún modo te despediste, yo me dormí, tú te fuiste, nunca te ibas sin que me despertara primero y dejaste una nota, nunca dejabas notas. Ya no llamabas, no contestabas a mis mensajes, ni a mis llamadas y tus amigas decían no saber de ti, algo iba mal y yo volví a escuchar ese clack y dolió.
 Ahora estás aquí en frente mía, no sé cuanto tiempo ha pasado, me miras con la misma cara de asombro que yo a ti, vas con un tío ya me he percatado pero no le haces ni caso. No sé cuanto tiempo llevamos mirándonos sin saber si acercarnos o no, quizá segundos, minutos... según el reloj de cada corazón, supongo.
Te estás acercando y de repente esa sonrisa y adiós cenizas.


Texto: Eleonor Almanzor
Fotografía: Lizzie Olsen












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