Ojalá irme lejos. Levantarme una mañana coger la ropa necesaria y mucho dinero, como dice mi madre la maleta vacía y los bolsillos llenos. Coger un vuelo al primer lugar que se me ocurra, alquilar un piso que mida unos 30 m\2, adornarlo bonito y acogedor y quedarme ahí. Salir a buscar un trabajo y con suerte conseguirlo. Ir a pasear por las mañanas y un día al tropezar, porque yo soy muy de tropezar, conocer a un chico con ese tipo de nombre que en su idioma quede genial pero que al pasarlo al español sean terribles, no se, Dominnique quizás. Caerle bien y quedar un día y otro y otro y otro y así hasta memorizar su cara. Hacer un grupo de amigos gracias a mi ya mejor amigo Dominnique y salir por las noches. Que al pasar dos meses llame a mi madre para decirle que me tuve que ir porque no me gustaba lo que veía y que ahora soy feliz y hablarle de Dominnique, seguro que le encanta, a ella le encantan todos mis amigos y que al preguntarme cuando voy a volver decirle que no lo se que aún no, cuando en mi cabeza está la palabra nunca. Tener noches de película. Comprar flores que no sean de plástico, cuidarlas y que no se me mueran. Comprarme un perro o adoptarlo me da igual. Ponerle nombre de señor viejo aburrido. Volver a mis hábitos de escritura nocturnas, que hace tanto tiempo dejé. Comprarme un diccionario para dejarlo en la estantería permanentemente, porque a quien intento engañar con internet todo es mas rápido pero siempre hará bonito en mi estantería. Pintar la casa entera de blanco para que parezca mas amplia. Al cabo de un año que ya me sienta como en casa y que Dominnique, algunas noches, me haga compañía. Que yo siga llamando a mi madre y le siga diciendo que volveré pronto pero que ella sepa que no es cierto porque ya me pregunta cuanto costaría el viaje para venir a verme, ella es lista muy lista me conoce, a veces me intenta persuadir con el "aquí todos te echan de menos" pero no funciona. Comprarme una bici. Probar el café por decimocuarta vez y que me siga sin gustar, pero que de vez en cuando me lo pida para desayunar. Tener una cafetería de enfrente. Tener un sofá de color burdeos y conocer a alguien con una mirada intensa. Volver a ponerme flequillo para dejarlo crecer. Hacerme un tatuaje nuevo. Amar, amar mucho pero solo a mi misma y a mi perro con su nombre de viejo. Ojalá algún día irme lejos, curarme de esta ciudad y volver a empezar.


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